Rompiéndome la cabeza
sentado en la esquina más oscura,
del cuarto más oscuro,
observo el desgaste de los últimos años.
Tanta pelea sin sentido
tantas angustias sin perdón
reflejan en el espejo
una cara desgastada, una mirada dañada.
Y no puedo dejar de pensar que es mi culpa,
peleas donde debí manejar con insistencia,
las luche con fuerza, y manteniendo la presión,
nunca deje relajar los golpes.
Estoy tan cansado que en momentos me siento enfermo,
enfermo de todo lo que me rodea
incluso los pensamientos más ligeros me cansan
incluso las caricias más suaves duelen.
peleando batallas perdidas,
perdiendo batallas ganadas,
esperando por quien pelear.
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