música

Música,
la amante sin rostro que da más pasión
al alma solitaria, que el beso esperado.
Esa eterna compañera de tristezas y alegrías,
dando siempre su ternura, a los que sólo buscan de ella:
que distraes a la locura, de este mundo gris,
dando tu mejor ataque hecho de ilusiones.
Nunca nos faltes, pues sin tu ternura
hasta el cuerdo enloquece,
y los sueños se terminan.

Sin ti.

¿Qué hay del silencio,
Que me recuerda tus labios,
Los cuales sin engaño, me roban la realidad?

¿Qué hay de la soledad
que me trae tus recuerdos
de aquellos ocasos, de besos y abrazos?

Y de la oscuridad
que no deja ver esa luz, que me regalabas con tus ojos
esa mirada que es solo tuya.

¿Cuántas noches más
debo preguntar esto, al vacio que queda
después de un día casi completo?

¿Qué hay de las noches
en las que sueño contigo
y al despertar, todavía siento tu aroma?

¿Qué hay de las mañanas?
que mi libertad me recuerda, lo feliz que era
siendo tu fiel esclavo

Y de esos golpes
que puede darme la vida
sin darme cuenta, cuanto te quiero.

¡Sí! Aún te quiero,
aquí va mi última señal
pues creo que no es mutuo
o qué triste final.

Quiero llorar

Esta noche quiero llorar,
como nunca antes
pues mi alma está rota,
mi corazón, hecho añicos.

Todo por un amor,
que ya me h olvidado
sí, la mujer de mis sueños,
los cuales nunca tendré.

Por eso me acerco,
a ti la luna,
madre de las almas atormentadas,
de los poetas perdidos.

Dame el consejo,
de cómo olvidarla
para poder descansar,
para poder pecar.

Y es que quiero llorar,
pero temo que no hay
lagrima que limpie o ablande,
toda esta pena.

A ti recurro madre luna,
en mi noche de eterna agonía
ayúdame a olvidarla,
ayúdame a pecar con mi llanto.

Llanto de tinta y sangre,
el cual escurre de mi alma
el cual lentamente me mata,
me aniquila en soledad.